La ley de Parkinson, enunciada en 1957 por Cyril Northcote Parkinson, aumenta la productividad debido a que nos ayuda a administrar el tiempo de forma más eficaz. La ley de Parkinson recoge tres leyes fundamentales, pero la que nos interesa a los y las opositores y opositoras es solo la:
“El trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine/realice”
Tal y como vemos en la imagen, el esfuerzo está relacionado con el tiempo que nos planteamos para realizar una tarea. Por ejemplo, si establecemos que tenemos que tener resumido un tema en 2 días seguramente tardemos 2 días en resumirlo, porque nos entretendremos en otras tareas sabiendo que tenemos un buen margen para terminarlo (punto 2 en la imagen). En cambio, si establecemos para el mismo tema resumirlo en 2 horas, nos esforzaremos para cumplir el tiempo, focalizando y concentrando nuestro esfuerzo en solo esa tarea (punto 1 en la imagen).
¿Es tan simple como establecer las tareas ajustando los tiempos? Sí y no, es simple en la teoría, pero en la práctica (al principio) nos costará porque tenemos que ser muy estrictos con los tiempos que nos marcamos. Para llevarla a cabo tenemos que tener en cuenta 3 simples pasos:
  • Establecer tiempos ajustados a nuestras capacidades. Si nuestra media para resumir un tema es de 1 hora y 45 minutos, ponernos 2 horas de límite para el siguiente es lo más realista para cumplir con los tiempos.
  • Priorizar las tareas a realizar. En función de la importancia y la urgencia, utilizando el método o caja de Eisenhower. Al tener la lista de tareas estamos forzándonos a llevar un orden, cuando terminemos una tarea empezamos con la siguiente.
  • Fijar tiempos de descanso razonables. Si establecemos 10 minutos de descanso cada 60 de estudio, debemos cumplir y respetar los tiempos. Para tener más información sobre cómo establecer descansos puedes consultar la técnica opoagenda-pomodoro.